En 1.816, Fray José de Malagón habiendo de colocar una imágen de un
Cristo crucificado con el título de la Buena Muerte, solicita al Nuncio
de Su Santidad, algunas gracias espirituales: fueron concedidos 100
días de indulgencias a toda persona que rezara un Padre Nuestro ante
dicha Imágen.